ORACIÓN PREPARATORIA
(se reza todos los días al comenzar)
Señor Dios omnipotente,
Creador de todas cosas,
consuelo de aquellos que,
arrepentidos de sus pecados,
cruzan el tempestuoso mar de la existencia.
Arca preciosísima que encierra para los buenos,
tesoros de amor y bienaventuranza,
a ti vuelve mi alma en este instante feliz
que consagro a dar principio a la santa novena,
en honor de tu amado evangelista San Marcos,
suplicándote,
que por méritos de la pasión y muerte
de Aquel en que tienen todas tus complacencias
y por los del gloriosísimo San Marcos,
que logró la dicha de ser intérprete y confidente
del Príncipe de los Apóstoles,
me haga saborear el fruto que aspiro a conseguir
por medio de este piadoso ejercicio,
si fuere de vuestro agrado;
así como el perdón de mis culpas
y una vida consagrada
a tus preceptos en este mundo,
a fin de poder recrearme,
después de mi muerte,
entre los resplandores de la Celestial Jerusalen.
Amén.
Bienaventurados los que oyen la palabra de Dios
y la practican.
(repetir tres veces y rezar el Acto de Contrición)
ORACIÓN FINAL
(se reza cada día al terminar)
¡Oh bendito San Marcos!
cultivador eximio de la fe de Nuestro Señor Jesucristo,
terror de los impíos y consuelo eficaz
de los que oyen tu palabra con fervor cristiano:
por las conquistas de tu divina predicación,
con la cual abristeis las puertas del cielo
a innumerables espíritus,
antes reunidos en las tinieblas de la infidelidad,
y por tus sagrados júbilos
cuando terminaste los excelsos relatos
de la redención del género humano,
llena de paz mi corazón
y guía siempre mis pasos,
por los senderos de la virtud,
siendo mi intercesor ante el trono del Altísimo,
para que este novenario me alcance la satisfacción
de todas mis necesidades espirituales,
y muy particularmente,
la perseverancia en el bien,
hasta disfrutar la salvación eterna
Amén.
Vuestro siervo soy, Señor:
dadme entendimiento
para conocer lo que queráis que haga,
y para practicarlo,
porque ya es tiempo de acreditar mi rendimiento
más con obras que con palabras.
DÍA PRIMERO
San Marcos, celoso de las verdades Evangélicas:
tú que en la Ciudad Eterna luchaste sin descanso
por secundar los esfuerzos de tu digno maestro,
el apóstol San Pedro,
para asegurar el reino de Dios en las conciencias;
tú que de pueblo en pueblo
fuiste amoroso y elocuente
llevando la Palabra Sagrada como luz,
a cuyos fulgores no quedaba en las almas
ni la más remota sombra de la noche del paganismo;
vuelve hacia mí tu protectora ayuda
y recibe mis súplicas para que,
por los triunfos de la Cruz
y las lágrimas que nuestra Reina y Señora
derramó en la calle de la amargura,
sea presentada mi petición ante la divina Majestad
cuyas grandezas anhelo alabar,
por los siglos de los siglos.
Amén.
San Marcos:
pues tu poder fue grande contra el pecado,
a tus pies me he postrado con fervor
para obtener el perdón tan anhelado.
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
¡Oh Dios mío!,
que elevasteis a tu Santo Evangelista Marcos,
por la gracia de la predicación
del sacratísimo Evangelio,
concédeme que me aproveche siempre
de tu salvadora doctrina,
y que sea protegido en todo momento,
por su poderosa intercesión,
por mi Señor Jesucristo.
Hacer la petición, La Oración Final
y rezar El Credo y La Salve.
DÍA SEGUNDO
Afortunado San Marcos
que tuviste la dicha de encontrarte
entre los primeros que convirtió a la fe de Cristo
el apóstol San Pedro,
para ser ardiente defensor
de la doctrina sublime del Calvario,
por los recuerdos de aquella cruenta escena,
tan gloriosamente descrita por ti en el Evangelio,
inflama mi corazón con el fuego del amor
a Nuestro Divino Redentor,
y a su afligida Madre Nuestra Señora de los Dolores,
a fin de que sea dado sobrellevar
con cristiana paciencia las penalidades de la vida,
referir todas mis acciones
al mayor brillo de la Majestad de Dios
y cantar sus alabanzas,
aun en medio de los mayores pesares
para merecer hacerlo un día más cerca
de los Coros Evangélicos.
Amén.
San Marcos:
pues tu poder fue grande contra el pecado,
a tus pies me he postrado con fervor
para obtener el perdón tan anhelado.
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
¡Oh Dios mío!,
que elevasteis a tu Santo Evangelista Marcos,
por la gracia de la predicación
del sacratísimo Evangelio,
concédeme que me aproveche siempre
de tu salvadora doctrina,
y que sea protegido en todo momento,
por su poderosa intercesión,
por mi Señor Jesucristo.
Hacer la petición, La Oración Final
y rezar El Credo y La Salve.
DÍA TERCERO
Dignísimo San Marcos,
Apóstol incansable de las verdades celestiales,
escogido del Eterno para extender su santo reino
sobre la faz del universo:
por el milagro que al entrar a Alejandría realizasteis,
cicatrizando instantáneamente,
mediante la señal de la cruz,
la herida que recibió el zapatero Aniano de Alejandría,
al coser una de sus sandalias,
para hacerlo primer cristiano fervoroso
y después obispo de aquella ciudad;
sana también las heridas que en mi alma
ha dejado el pecado,
llevándome entre las borrascas
del océano del mundo
al puerto de la Bienaventuranza.
San Marcos:
pues tu poder fue grande contra el pecado,
a tus pies me he postrado con fervor
para obtener el perdón tan anhelado.
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
¡Oh Dios mío!,
que elevasteis a tu Santo Evangelista Marco
por la gracia de la predicación
del sacratísimo Evangelio,
concédeme que me aproveche siempre
de tu salvadora doctrina,
y que sea protegido en todo momento,
por su poderosa intercesión,
por mi Señor Jesucristo.
Hacer la petición, La Oración Final
y rezar El Credo y La Salve.
DÍA CUARTO
¡Oh Santo Evangelista!,
mártir sublime
que por confesar sin respeto humano
la augusta fe del Salvador,
sufriste con una soga al cuello ser arrastrado,
por entre los más horribles peñascos,
a las orillas del mar,
préstame las fuerzas necesarias
para padecer por mi buen Dios
las iras y persecuciones de los perversos
dándole gracias por todas las pruebas sufridas
en este valle de lágrimas,
e interponiendo los méritos
de la copiosa sangre que derramaste
para fecundar los campos de la piedad,
y pide a Nuestro Señor
lo que más convenga a mi salvación.
San Marcos:
pues tu poder fue grande contra el pecado,
a tus pies me he postrado con fervor
para obtener el perdón tan anhelado.
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
¡Oh Dios mío!,
que elevasteis a tu Santo Evangelista Marcos,
por la gracia de la predicación
del sacratísimo Evangelio,
concédeme que me aproveche siempre
de tu salvadora doctrina,
y que sea protegido en todo momento,
por su poderosa intercesión,
por mi Señor Jesucristo.
Hacer la petición, La Oración Final
y rezar El Credo y La Salve.
DIA QUINTO
Benignísimo San Marcos,
delicia del Eterno,
alegría de la Santísima Virgen,
encanto de los ángeles
y regocijo de los justos,
tú que comprendiste
al abrir los ojos a la luz del Evangelio
todos los horrores de las tinieblas del paganismo;
tú que fuiste el faro de las almas
en el mar tempestuoso de la maldad,
ilumíname a toda hora
para que pueda huir de las sombras del pecado
que tan acechante me persigue
y guiado por tu palabra,
salve los malignos peligros
que se oponen constantemente
al bien de las almas;
alcanzadme la sin igual recompensa
de llegar rodeada de claridades,
a las riberas de la gloria.
San Marcos:
pues tu poder fue grande contra el pecado,
a tus pies me he postrado con fervor
para obtener el perdón tan anhelado.
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
¡Oh Dios mío!,
que elevasteis a tu Santo Evangelista Marcos,
por la gracia de la predicación
del sacratísimo Evangelio,
concédeme que me aproveche siempre
de tu salvadora doctrina,
y que sea protegido en todo momento,
por su poderosa intercesión,
por mi Señor Jesucristo.
Hacer la petición, La Oración Final
y rezar El Credo y La Salve.
DÍA SEXTO
Después de arrastrado cruelmente
por los lugares más escabrosos,
fuiste ¡oh envidiable Evangelista San Marcos!,
encerrado en un oscuro calabozo,
donde el Señor te concedió la gracia singular
de ser confortado por sus ángeles,
y de visitarte el mismo Jesucristo
para ofrecerte consuelos
y llamarte al Reino Celestial.
Vuelve desde allá tus ojos hacia mí,
que gimo en el degradante calabozo de mis culpas,
y por tu confianza en la misericordia divina,
confórtame con el néctar de su santidad
y alcánzame la dicha de cantar,
ahora y siempre,
las alabanzas al Padre,
al Hijo y al Espíritu Santo.
San Marcos:
pues tu poder fue grande contra el pecado,
a tus pies me he postrado con fervor
para obtener el perdón tan anhelado.
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
¡Oh Dios mío!,
que elevasteis a tu Santo Evangelista Marcos,
por la gracia de la predicación
del sacratísimo Evangelio,
concédeme que me aproveche siempre
de tu salvadora doctrina,
y que sea protegido en todo momento,
por su poderosa intercesión,
por mi Señor Jesucristo.
Hacer la petición, La Oración Final
y rezar El Credo y La Salve.
DÍA SÉPTIMO
Horrorizado con mi maldad
con la cual ofendo constantemente a mi Dios,
vengo a postrarme ante ti,
gloriosísimo San Marcos,
para que laves mi corazón
en la fuente del Evangelio,
a fin de que mis súplicas sean dignas
de ser llevadas a la presencia del Señor.
No desoigas mis ruegos,
¡oh Santo Evangelista!,
mira que es débil mi ser
en la lucha contra las tentaciones,
y necesito tu poderosa ayuda,
para vencer el espíritu del mal,
que me rodea por todas partes,
interponiéndose en mis caminos;
en ti espero, en ti confío,
seguro de que tu protección será mi guía
para salvar sumiso y arrepentido,
los linderos de la vida
y llegar triunfante a las regiones del Supremo.
San Marcos:
pues tu poder fue grande contra el pecado,
a tus pies me he postrado con fervor
para obtener el perdón tan anhelado
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
¡Oh Dios mío!,
que elevasteis a tu Santo Evangelista Marcos,
por la gracia de la predicación
del sacratísimo Evangelio,
concédeme que me aproveche siempre
de tu salvadora doctrina,
y que sea protegido en todo momento
por su poderosa intercesión,
por mi Señor Jesucristo.
Hacer la petición, La Oración Final
y rezar El Credo y La Salve.
DIA OCTAVO
San Marcos,
defensa formidable de la Religión del Gólgota,
fuente inagotable de caridad para saciar la sed
de los que ansían beber
el agua de la eterna salud;
con la fortaleza del león tú venciste a los impíos
que haciéndote padecer los tormentos más atroces,
pretendieron impedir la propagación de la fe,
emprendida por ti
con las armas de tu palabra y tu pluma.
Emprende igualmente el rescate de mi alma,
sáciame con aquella agua apetecida
y haz que siempre venza
a los enemigos de Dios y de la Iglesia
para ser acreedor y deleitarme,
por los siglos de los siglos,
con las melodías de la eterna Sión.
Amén.
San Marcos:
pues tu poder fue grande contra el pecado,
a tus pies me he postrado con fervor
para obtener el perdón tan anhelado.
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones
¡Oh Dios mío!,
que elevasteis a tu Santo Evangelista Marcos,
por la gracia de la predicación
del sacratísimo Evangelio,
concédeme que me aproveche siempre
de tu salvadora doctrina,
y que sea protegido en todo momento,
por su poderosa intercesión,
por mi Señor Jesucristo.
Hacer la petición, La Oración Final
y rezar El Credo y La Salve.
DÍA NOVENO
¡Oh nobilísimo San Marcos!,
que posees el poder celestial
de mover los corazones
inclinándolos hacia lo bueno y justo:
si es para mayor gloria de Nuestro Señor
y salvación de mi alma
lo que te he pedido en este novenario
espero me sea concedido
y libre el espíritu de toda mancha,
valore mi única felicidad en ensalzar a Dios,
de modo que alimentado
con el sagrado pan del Evangelio
nada puedan contra mí las tribulaciones,
y firme en la fe de Jesucristo,
logre el lugar que vivamente deseo
en el seno de los Justos.
Amén.
San Marcos:
pues tu poder fue grande contra el pecado,
a tus pies me he postrado con fervor
para obtener el perdón tan anhelado.
¡Alabado sea el Santo Evangelista!
¡Alabado sea por todas las naciones!
¡Oh Dios mío!,
que elevasteis a tu Santo Evangelista Marcos,
por la gracia de la predicación
del sacratísimo Evangelio,
concédeme que me aproveche siempre
de tu salvadora doctrina,
y que sea protegido en todo momento,
por su poderosa intercesión,
por mi Señor Jesucristo.
Hacer la petición, La Oración Final
y rezar tres Credos y tres Salves,
Padrenuestro, Avemaría y Gloria.