Oraciones Poderosas y Magicas

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miércoles, 15 de mayo de 2019

ORACIÓN PARA PEDIR TENER UN HIJO A SAN GERARDO DE MAYELA

 
San Gerardo Mayela es el patrono de las mujeres embarazadas. Nació en 1726 en Muro, Italia, en una familia de siete miembros. Creció en la pobreza con un gran respeto por los pobres.

A lo largo de su de vida, hay varios milagros relacionados con Mayela, incluyendo la vuelta a la vida de un niño después de que se cayó de un alto acantilado. Se contaba que cuando bendecía los cultivos los pobres agricultores, se libraban de ratones; bendiciendo el suministro de trigo de una familia pobre, hizo que durase hasta la siguiente cosecha; y multiplicó el pan por los pobres en varias ocasiones.
 
ORACIÓN
 
Oh Buen San Gerardo,
poderoso intercesor ante el trono de Dios,
tu que haces maravillas en nuestro día,
te invoco y solicito tu ayuda.


Tu, que mientras viviste en la Tierra,
siempre cumpliste con los designios de Dios,
ayúdame también a hacer siempre
la Santísima Voluntad de Nuestro Señor.

Ruégale al Maestro de la Vida,
de quien procede toda la paternidad,
que me bendiga con la gracia de la maternidad
y que pueda criar hijos de Dios en esta vida
y herederos del reino de Su Gloria
de la vida que vendrá.

 ¡Oh, gran San Gerardo,
amado siervo de Jesucristo,
perfecto imitador de tu humilde Salvador,
y devoto hijo de la Madre de Dios:
enciende dentro de mi corazón
una chispa de ese fuego celestial de caridad
que resplandeció en tu corazón
e hizo que fueras un ángel de amor.
 
Oh, glorioso San Gerardo,
Dios te ha concedido ser el Patrono
y Protector de las futuras madres.
 
Cuando llegue el momento
protégeme del peligro y de los dolores
excesivos que acompañan al parto,
y protege al niño que concebiré,
para que pueda ver la luz del día
y reciba las aguas lustrales del bautismo
a través de Jesucristo nuestro Señor.
 
Amén.

San Gerardo solo tenía 12 años cuando su padre falleció, por lo que se vio obligado a crecer rápido. Poco después de la muerte de su padre, su madre lo envió a vivir con su tío y aprendió a ser sastre, como su padre. Después de algunos años de trabajar como aprendiz de costura, Mayela consiguió un trabajo con el obispo local de Lacedonia como sirviente.


Una vez que Mayela comenzó a ganar dinero como oficial a la edad de 21 años, dividió sus ganancias con su madre, los pobres de Muro y el resto en ofrendas para las almas pobres. A medida que pasaban los días, Mayela comenzó a ponerse pálido y delgado por sus continuos ayunos.

Se postuló al monasterio capuchino en Muro dos veces, pero fue rechazado en ambas ocasiones diciéndole que su salud no era lo suficientemente buena para una vida tan agotadora. Sin embargo, el no se rindió. En 1749, a la edad de 23 años, se unió a la Congregación del Santísimo Redentor y solo tres años más tarde se convirtió en un hermano laico.

San Gerardo vivió con los tres votos de pobreza, castidad y obediencia. Se mantuvo cerca de los pobres y trabajó en muchos trabajos diferentes. Se desempeñó como sacristán, jardinero, portero, enfermero y sastre. Sin embargo, debido a su gran piedad, extraordinaria sabiduría, se le permitió asesorar a las comunidades de mujeres religiosas. Mayela fue llamado a menudo por los pobres y los enfermos. Donde quiera que se exigía su presencia, se presentaba gentilmente. Él estaba allí para "hacer la voluntad de Dios".

Este humilde servidor de Dios también tenía facultades asociadas con ciertos místicos, entre ellos, la levitación, la ubicación doble y la capacidad de leer almas. Su caridad, obediencia y servicio desinteresado, así como su incesante mortificación por Cristo, lo convirtieron en el modelo perfecto de los hermanos laicos.

Junto con sus milagros efectuados a través de oraciones para aliviar los dolores de las mujeres en el parto, el último milagro registrado de Mayela es uno de los muchos que acreditan que se haya convertido en el patrón de las futuras madres. Poco antes de su muerte, San Gerardo se encontró con una niña. Él dejó caer su pañuelo y ella se dispuso a devolverlo, pero le dijo que lo guardara, que "podía ser que lo necesitara algún día". Años después del fallecimiento de Mayela, la joven se casó y tuvo un hijo. Inesperadamente se puso de parto y estuvo a punto de perder a su bebé. Pidió que le pusieran el pañuelo de San Gerardo. Casi inmediatamente, su dolor disminuyó y ella procedió a dar a luz a un niño sano, algo muy raro en ese tiempo.

Sus oraciones se ofrecen para pedir hijos, para tener un buen embarazo y parto, para las madres embarazadas, la maternidad, por las personas falsamente acusadas, por las confesiones buenas, por los hermanos legos...




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